DOCUMENTALES GRIEGOS



Acercarse a la religiosidad griega es un fenómeno complejo ya que ésta no puede desligarse del resto de las manifestaciones culturales y usos sociales que regulan la vida de los ciudadanos de las polis.
Cualquier actividad humana estaba impregnada de sentido religioso, y a éstos se debía respeto y veneración si quería uno salir airoso de cualquier empresa, por muy cotidiana que ésta fuera. Lo divino es lo que garantiza el orden y la continuidad de los fenómenos tanto a nivel cosmológico ( el ciclo de las estaciones y de las cosechas) como social (la regularidad generacional o el orden político y social).
Esta íntima unión es posible porque los dioses no trascienden la esfera de lo humano: son los mantenedores constantes del orden del mundo e intervienen directamente en éste cuando hace falta o se les pide, aunque no siempre su acción sea benévola.

Su actividad permanente se ve constatada por la construcción de templos, verdaderos territorios de lo sacro, lugar donde los dioses ejercen su poder y se comunican con los hombres, pero también espacio social que integra a la divinidad en el corazón de la vida pública, y del bienestar social.

Los dioses deben prestar sus servicios a la comunidad como si de un miembro más de ésta se tratara, asegurando protección, seguridad y orden a la polis que lo acoge.

El politeísmo griego de los dioses olímpicos estaba absolutamente antropomorfizado, poniendo de manifiesto la estrecha unión de ambos ámbitos.